Podríamos enumerar decenas de razones por las que elegir el color blanco para tu cocina es un acierto seguro, pero destacaremos aquí las más importantes:
- Por su capacidad de adaptación, es decir, de composición con otro tipo de tonalidades y prácticamente cualquier material.
- Por la belleza de los diseños en este color, elegante y sencillo.
- Por sus cualidades innatas: el blanco es sinónimo de luminosidad, amplitud y limpieza.
Quizás por ello el blanco es y será tendencia atemporal en la cocina. En cualquiera de ellas. En las rústicas, en las minimalistas, en las de estilo escandinavo, en las más sofisticadas, en las étnicas, en las mediterráneas… Con el blanco se consigue el equilibrio perfecto y un nivel de homogeneidad respecto al resto de la vivienda difícilmente alcanzable con otros colores.
Un gran abanico de blancos a tu disposición
Cuando hablamos del blanco nos referimos en realidad a un color que ha evolucionado enormemente durante los últimos años en tonalidades, acabados y texturas.
Encontramos el blanco brillo para esos azulejos de pequeñas dimensiones que tratan de ganar metros cuadrados a la vista en cocinas reducidas. Y el blanco piedra o con cierto tono gris para cocinas muy acogedoras, ideal para combinar con maderas claras, naturales y robustas, de gruesos nudos, en mobiliario que apuesta por el minimalismo sin dejar de lado esa sensación de confort que tanto nos gusta.
No son los únicos blancos que nos cautivan. Están los blancos efecto tiza, envejecidos, para cocinas rústicas de última tendencia que desean muebles acordes al tipo de vivienda. Y los blancos rotos en la pared, perfectos para combinar con tonos pastel, papel pintado con motivos florales o baldosas hidráulicas de geometrías imposibles.
Existen miles de blancos, más cálidos, más fríos, pretenciosos o sencillos. Solo hay que elegir el más adecuado para nuestra cocina.
El blanco que cree que lo natural
Una tendencia que encontramos actualmente en el mobiliario de cocina de cualquier revista de decoración es el blanco mate, luminosos, perfectamente integrado en módulos con acabado madera clara y cuyos veteados nos devuelven al mundo orgánico. Este blanco es idóneo para viviendas donde el salón comparte espacio con la cocina, pues llena de luz toda la estancia y hace del lugar un ambiente muy acogedor, que llama al recogimiento y al confort.
Los accesorios confeccionados con elementos naturales como la arcilla, la porcelana, el bambú o la rafia ponen la nota definitiva a un tipo de cocina en blanco que apuesta por el equilibrio, la serenidad y el mundo natural.