Los nuevos espacios abiertos, concebidos para disfrutar más y mejor del hogar, siguen su tendencia al alza en la decoración de interiores. Y pese a lo que muchos puedan pensar, sus opciones son tan variopintas que pueden integrarse en cualquier vivienda. Te presentamos una solución perfecta para quienes desean ganar amplitud y momentos para compartir: un salón cocina con isla.
La distribución perfecta en inmuebles pequeños
Se trata de una opción ideal en inmuebles pequeños y escasamente iluminados por la luz del sol. ¿Por qué? Porque permite unir dos estancias, creando una sensación de amplitud inigualable y repartiendo la luz natural por doquier. Al carecer de tabiques intermedios, no solo eliminamos barreras físicas que restan claridad, sino que ganamos metros cuadrados, sensación de profundidad y posibilidad de movimiento. Pero no solo eso. La isla se convierte, en este tipo de viviendas, en un elemento integrador y delimitador perfecto.
La doble función de una isla: integra ambientes, pero también los separa
Las islas son un recurso muy versátil porque en función de su posición pueden atender a diferentes usos. Cuando colocamos la isla en medio de la estancia, a medio camino entre la cocina y la zona de estar, estamos creando un elemento de cohesión entre esos ambientes tan definidos. La isla, empleada como zona de cocción, nos permitirá cocinar mientras conversamos animadamente con nuestros invitados, sentados a la mesa o de tertulia en el sofá. Si por el contrario la utilizamos a modo de barra, podrá hacer las veces de zona de degustación, estrechando el espacio entre esta y la cocina.
Mire por donde se mire, la isla permite mayor una mayor fluidez, interacción y acercamiento entre todos los presentes. ¡Atrás quedaron los años de obligada soledad para quienes cocinaban, ajenos a cualquier conversación o chascarrillo! Ahora, ocio y trabajo se dan la mano. ¡Todo es placer! Pero no solo eso, la isla delimita perfectamente donde acaba la cocina y empieza la zona de relax. Una manera perfecta de separar ambientes sin necesidad de levantar un tabique.
El secreto está en la composición y la estética
Lo importante es que la isla se integre perfectamente en el estilo decorativo de la cocina y del salón, que muestre uniformidad o ruptura, según por donde se mire y en función de gustos y necesidades. Y que sea tan versátil como demande el día a día dentro del hogar. Capacidad de almacenamiento, estilo minimalista, con zona para comer, con espacio para el trabajo minucioso… No importa la función que deba cumplir, pero sí la estética que muestre. Al fin y al cabo sobre la isla pivotara toda la estancia y en ella se centrarán todas las miradas, así que es imprescindible que sostenga el equilibrio de ambos espacios.
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